Cuando tenemos una caries, se nos rompe un diente o cualquier otro problema dental similar, la solución pasa por la colocación de un empaste o un implante, dependiendo de cada caso. Los materiales más usados en la actualidad son la resina, la porcelana y el composite, pero hubo una época en la que el oro era el componente más utilizado.
Tradicionalmente y durante siglos, el oro ha sido el material preferido para efectuar restauraciones en los dientes. Las coronas, fundas o puentes dentales de este material fueron muy populares durante décadas en los tratamientos realizados por los antiguos dentistas. Lo utilizaban para empastar caries o reemplazar piezas perdidas.
Considerado como símbolo de poder y de clase alta, el oro es un mineral dúctil y maleable con el que resulta fácil de confeccionar ciertas prótesis. Además, tiene grandes propiedades químicas y físicas, por lo que no produce alergias y, por eso, no supone ningún riesgo para la salud.
Uno de los principales motivos por los que los antiguos dentistas usaban este mineral es porque los dientes de oro son muy duraderos y no se fracturan fácilmente. Las piezas como las coronas o fundas aguantan muy bien el paso del tiempo y pueden mantenerse en perfectas condiciones durante muchos años después de haber sido colocadas. Además, en algunas culturas los dientes de oro eran símbolo de riqueza.
Los primeros registros arqueológicos sobre tratamientos dentales se remontan al año 2600 a.C. Los investigadores encontraron escritos egipcios que hacían referencias a problemas dentales y a la fabricación de aparatos o accesorios. En esta época, ya se tomaban muy en cuenta la estética dental y se incrustaban piedras preciosas en los dientes de los grandes faraones a modo de adorno. Era una forma de embellecerse y demostrar estatus.
Desde entonces, las aplicaciones dentales de oro han sido usadas durante décadas como símbolo de poder. Además, en cierto modo, el oro tiene varias ventajas como que es un material que no se oxida y no produce alergias.
Sin embargo, con el paso de los años, el oro se ha dejado de utilizar por los odontólogos a medida que aparecían materiales para reparar las ausencias o deterioros dentales más estéticos y de precios más económicos. Aunque, en realidad, las coronas dentales eran aleaciones con otros materiales preciosos, se trataban de prótesis muy costosas a nivel económico.
Pero hay otros motivos que explican que los dientes de oro ya estén totalmente en desuso:
La evolución odontológica en las últimas décadas, con constantes mejoras en todos los aspectos de la medicina bucodental, ha influido notablemente en el desuso del oro para los tratamientos dentales.