Existen una gran cantidad de creencias derivadas de cientos de años de cuidado bucodental, desde hechos probados científicamente a “remedios de la abuela”. Es imprescindible conocer qué es verdad y qué es una creencia popular, ya que solo de esta manera podrás cuidar de tu salud de manera efectiva y sin ningún peligro.
Te proponemos un juego de verdadero o falso. ¿Sabrás identificar si estos hechos son verdades o mitos? ¡Descúbrelo a continuación!
VERDAD
MITO
¡Es un mito! La creencia de que hay que colocar una aspirina en la muela que te está molestando es, además,
dañina para tu salud bucodental.
Esta práctica está totalmente desaconsejada. Puede provocar
serias lesiones en las encías que pueden derivar en dolencias más graves y, además, terminará por debilitar el esmalte dental. ¡El dolor tampoco desaparecerá más rápido!
¡Correcto! Colocar una aspirina en la muela dolorida no solo no hace que el dolor desaparezca más rápido, sino que además es dañino para tu salud bucodental.
Podría provocar lesiones en tus encías y terminará
deteriorando tu esmalte dental, lo que puede derivar en problemas futuros. ¡Nunca utilices este método para hacer desaparecer el dolor de muelas! En su lugar, visita a tu dentista.
VERDAD
MITO
¡Es un mito! A pesar de que cepillarse los dientes nada más terminar de comer es casi un instinto,
no es lo más adecuado.
Después de comer, se producen cambios en el nivel de pH de la boca, por lo que las piezas dentales están más sensibles ante el ataque de los ácidos.
La saliva es la encargada de neutralizar esta acidez, pero es un proceso que tarda unos veinte minutos en hacerse efectivo.
Para compensar el desajuste del pH, además de esperar ese corto periodo de tiempo, es aconsejable enjuagarse la boca con agua. ¡Especialmente si se han consumido dulces!
Efectivamente, es un mito muy extendido entre la sabiduría popular. Tras comer, hay que frenar el impulso de lavarse los dientes inmediatamente. Esto se debe a que
se desequilibra el pH natural de la boca, por lo que los ácidos de la boca atacan con mayor facilidad al esmalte de los dientes.
Lo óptimo es
esperar unos veinte minutos tras comer para proceder a lavarse los dientes. Además, especialmente si se han ingerido alimentos dulces, es aconsejable realizar un enjuague con agua pasado este tiempo. Ayudará a recuperar el pH original.
VERDAD
MITO
No es del todo cierto. Según la Asociación Dental Americana,
la vida media de un implante es de 25 años. Eso es mucho tiempo, pero
no toda una vida. La duración de este popular tratamiento, que mejora la salud dental y la estética de los pacientes, dependerá de numerosos factores.
Entre estos, está la calidad de la rutina de higiene dental del paciente, la acumulación de las bacterias de la boca o las propias condiciones fisiológicas de la estructura maxilar.
La mayoría de estas condiciones pueden solventarse o mejorarse con las
visitas regulares a tu dentista
. Así, será posible detectar toda complicación que pueda surgir y alargará la esperanza de vida de tus implantes.
¡Es un mito! Los implantes dentales
no duran para siempre, como bien has sabido identificar. Aun así, según la Asociación Dental Americana, tienen una larga vida media de unos 25 años, ¡por lo que son una gran inversión que mejora la salud bucodental y la estética de los pacientes!
Para prolongar lo máximo posible la vida útil de los implantes dentales,
es importante llevar una rutina de higiene bucodental adecuada. Por otra parte, tanto la presencia de bacterias en la boca del paciente como sus propias condiciones innatas, son otros dos aspectos que pueden influir enormemente en la durabilidad de este tratamiento.
VERDAD
MITO
¡Exacto! Tanto la alineación dental, como el tamaño de las piezas y la separación entre estas, son factores genéticos que se heredan de padres a hijos. Lo que
no es hereditario es el estado de salud de los dientes y de las encías, que depende de la higiene bucodental de cada persona.
¡Es muy importante cuidar la boca de manera correcta, tal y como te lo especifique tu dentista!
¡Incorrecto! La alineación dental, el tamaño de las piezas y la separación entre las mismas
sí que son factores que se heredan genéticamente. Hay otras circunstancias que son propias de cada uno y que tienen que ver con la salud de los dientes y encías.
Es indispensable realizar una rutina de higiene bucodental que conserve tu boca en el mejor de los estados. ¡No te olvides de acudir a tu dentista al menos una vez al año para una revisión que detecte cualquier problema! Una boca aparentemente sana no tiene por qué estarlo.
VERDAD
MITO
¡Es un mito! Aunque sí es verdad que ingerir demasiado azúcar aumenta el riesgo de padecer caries, dejar de consumirlo no hace que automáticamente desaparezca el peligro.
La mejor manera de reducir el riesgo de padecer caries, además de controlar la ingesta de estos dulces que alimentan a las bacterias de la placa de la boca,
es llevar a cabo una higiene dental diaria adecuada. Para ello, cepilla tus dientes todos los días tres veces, complementa tu rutina con hilo dental y enjuagues adecuados al estado de tu boca y visita con regularidad a tu dentista.
¡Efectivamente! Aun así, esta afirmación es una verdad a medias, ya que a pesar de que es cierto que reducir el consumo de azúcares reduce la probabilidad de que aparezcan caries,
no es una solución definitiva y única.
Para conservar una salud dental adecuada y no tener que enfrentarse a las molestas caries, es importante mantener una higiene oral óptima a través de un cepillado efectivo.
Puedes complementar esta rutina con hilo dental y enjuagues bucales diarios, que despejarán tu boca de bacterias. No te olvides de tus visitas anuales en el dentista.
VERDAD
MITO
¡Incorrecto! El cepillado de las encías debe incluirse en tu rutina diaria junto a los dientes y la lengua.
Las encías son otro punto clave donde la placa bacteriana se acumula, por lo que debemos higienizarlas para reducir la posibilidad de aparición de gingivitis y periodontitis.
Pero,
¡cuidado! Esto no significa que haya que cepillarlas sin cuidado, y más aún si tienes las encías sensibles.
Límpialas con suavidad y sujetando el cepillo de dientes con un ángulo correcto para evitar irritaciones y sangrados. Recuerda limpiar también los espacios interdentales con cepillos especiales e hilo dental. Elige un cepillo de dientes con cerdas suaves si tienes las encías sensibles.
¡Es un mito! La rutina de salud bucodental no debe quedarse solo en los dientes. Es igual de importante limpiar bien las encías y la lengua, ya que la placa se acumula en casi todas las zonas de la boca. Limpiando las encías
reduciremos la posibilidad de aparición de gingivitis y periodontitis. Además, evitaremos las molestas inflamaciones y el sangrado que causa este depósito de placa dental.
Pero esto no significa que puedas cepillarlas de manera indiscriminada.
Si tienes las encías sensibles, cepíllalas con suavidad y con un cepillo de cerdas suaves que evite su irritación. Cuida también los huecos de tus dientes con cepillos interdentales e hilo dental, ya que son lugares escondidos en los que puede acumularse la placa sin que nos demos cuenta.
VERDAD
MITO
¡Verdad! Tal y como ya sabías,
los últimos molares (las famosas “muelas del juicio”) no tienen ninguna utilidad actual. Hace miles de años, utilizábamos 32 piezas dentales para masticar los alimentos y digerirlos con mayor facilidad.
Con el transcurso de la historia,
comenzamos a cambiar de dieta y hábitos. Nuestra estructura facial se empezó a adaptar a nuestro nuevo estilo de vida y se volvió más estrecha. Esto hizo que las “muelas del juicio” fuesen inservibles, lo que no evita que a algunas personas les sigan saliendo y no sea necesario extraerlas.
No es un mito. Hace miles de años, esta afirmación hubiese sido un mito. Pero actualmente,
las muelas del juicio no cumplen una función esencial.
En los primeros tiempos del ser humano,
utilizábamos nuestras 32 piezas dentales para que la digestión de los alimentos fuese más sencilla. Conforme evolucionamos y nuestros hábitos fueron cambiando, nuestra estructura facial comenzó a modificarse al mismo tiempo. Se volvió más estrecha, por lo que los últimos molares (las “muelas del juicio”) se quedaron sin sitio para emerger. A pesar de que a algunas personas les siguen saliendo,
la realidad es que en la actualidad no tienen ninguna utilidad.