En el torbellino que es la vida moderna, el estrés se ha convertido en un compañero que prácticamente nos persigue allá donde vayamos. La incertidumbre económica y laboral, los problemas familiares y nuestra autoexigencia, pueden generarnos una carga emocional que impacta no solo nuestra salud mental, sino también en nuestra salud bucodental.
Cuidar nuestra salud dental no solo implica cepillarnos los dientes y usar hilo dental, sino también velar por nuestro bienestar emocional y mental. En este artículo, exploramos el vínculo entre el estrés y nuestra salud bucodental, ofreciendo soluciones para quienes buscan mantener una sonrisa sana incluso en épocas de incertidumbre.
Desde apretar los dientes hasta descuidar nuestra higiene oral, pasando por la aparición de aftas o de enfermedades periodontales, el estrés puede incidir de diversas maneras en nuestra salud bucodental. Pero, sin duda, el bruxismo es una de las relaciones más claras de cómo las preocupaciones de nuestro día a día influyen en el estado de nuestra boca.
El bruxismo es el hábito inconsciente de apretar o rechinar los dientes, a menudo en respuesta al estrés y la tensión que padecemos durante el día y que se manifiesta cuando nos acostamos. Este comportamiento puede desgastar el esmalte dental, provocar sensibilidad y generar dolores de cabeza y mandíbula.
Pero el bruxismo es solo la punta del iceberg. El estrés crónico puede debilitar el sistema inmunológico, lo que hace que nuestras encías sean más susceptibles a la aparición de infecciones y enfermedades como la gingivitis o la periodontitis. Y no solo eso, sino que cuando nuestro sistema inmunológico está deprimido, también favorece la aparición de herpes labial (ampollas en los labios) o aftas (úlceras en la boca).
La xerostomía o sequedad bucal también puede ser exacerbada por el estrés, desencadenando molestias, dificultades para hablar y tragar, y un mayor riesgo de caries. Además, en el caso de estar bajo tratamiento con medicamentos antidepresivos, estos también tienen ciertos efectos secundarios que pueden afectar a la secreción de saliva.
El estrés no solo afecta negativamente a nuestra salud bucodental, sino que también puede ser un obstáculo para realizar una adecuada rutina de cuidado oral. Cuando estamos abrumados por nuestras propias preocupaciones, las actividades diarias como lavarse los dientes y usar hilo dental quedan en segundo plano y pueden ser olvidadas con mayor facilidad. Esto puede crear un círculo vicioso, ya que el descuido en la higiene oral puede llevar a problemas dentales, lo que a su vez aumenta el estrés y perpetúa el ciclo.
Tanto el estrés, como la ansiedad o la depresión, afectan también de forma directa al apetito. Lo más frecuente es que, o bien se coma de forma descontrolada para calmar la ansiedad, o que, por el contrario, la alimentación pase a ser únicamente un trámite que se lleva a cabo para sobrevivir, sin tomar en consideración si lo que se ingiere es adecuado o no para la salud. Estos dos escenarios conducen a consumir alimentos y bebidas menos saludables. De esta forma, una dieta inconsistente provoca la falta de vitaminas y minerales, lo que a su vez aumenta el riesgo de caries y enfermedades de las encías.
Por último, las personas bajo estrés a menudo recurren a malos hábitos para aliviar su ansiedad, como morderse las uñas, morder bolígrafos, fumar o aumentar su ingesta de alcohol. Todos estos hábitos son perjudiciales para la salud oral y, consecuentemente, terminan por afectar de forma seria si se prolongan en el tiempo. Por ello, es necesario pedir ayuda para tratar la fuente del estrés si no queremos que, cuando nuestra salud mental haya mejorado, tengamos que afrontar problemas derivados del estado de nuestra boca.
Ahora que conoces cómo el estrés puede afectar a tu salud dental, es fundamental tomar medidas para cuidar de tu sonrisa incluso cuando enfrentamos desafíos emocionales. Aquí te dejamos algunos consejos prácticos:
La próxima vez que sientas la tensión acumulándose, recuerda que tu sonrisa también puede sufrir las consecuencias del estrés. Si sientes que tu salud mental está afectando a tu salud oral, no permitas que vaya a más y busca ayuda profesional para romper el círculo. Solo tenemos unos dientes para toda la vida, ¡cuídalos!