Sonrisas

Sesgos cognitivos: ¿cómo nos engaña nuestro cerebro?

El ser humano se mueve o actúa en base a pensamientos, creencias y sensaciones. Lo que muchas veces no sabe es que son, en cierto modo, erróneos.

El cerebro, de manera inconsciente, percibe e interpreta las situaciones conforme a pensamientos preconcebidos determinados por la cultura, la influencia social, la situación emocional, recuerdos distorsionados…. De este modo, configura sus ideas en base a una realidad inexacta.

A esta percepción errónea de la realidad, se le conoce como sesgo cognitivo. Existen varios tipos de sesgos cognitivos muy comunes que ocurren en la mente de los seres humanos a diario.

Sesgo de confirmación

Cuando se tiene una opinión firme de algo, se tiende a buscar, interpretar o recordar información que reafirme o dé por válida esa idea.

Por ejemplo, una persona hipocondríaca piensa, de manera involuntaria, que cuando tiene un problema de salud, aunque sea mínimo, puede afectarle mucho más y desencadenar enfermedades más graves. Esta persona, para confirmar su teoría, buscará información que dé por válido todo lo que estaba pensando.

Sesgo de proyección

El refrán “el ladrón se piensa que son todos de su condición” es la mejor explicación para este tipo de sesgo cognitivo.

De forma inconsciente, se atribuyen o se proyectan en los demás las actitudes de uno mismo, pensando que, si se tiene una idea o se actúa de una determinada manera, el resto de personas también lo hacen y lo consideran habitual.

Sesgo de fabulación

Cuando dos personas comparten una vivencia y la cuentan después a gente de su círculo, comúnmente se dice que hay tres versiones: la que cuenta la primera persona, la que cuenta la segunda y lo que ocurrió de verdad.

A la hora de contar una historia vivida en primera persona, el cerebro mezcla esos recuerdos con otras situaciones imaginarias, modificando la percepción que tenemos de ese momento y cambiando algunos hechos ocurridos por otros inventados de forma inconsciente.

Sesgo de fabulación

Sesgo de autoridad

Cuando se está ante una persona que proyecta autoridad se tiende a pensar que su opinión o su ideal tiene más valor que el del resto.

Aquí entran figuras como los políticos, los jefes, los expertos e intelectuales… a los que se les da una posición adelantada en la toma de decisiones por el prejuicio de que ellos, al tener más poder, tienen más razón.

Efecto Bandwagon o de arrastre

El ser humano es un ser social. Es decir, busca sentirse parte de una sociedad. Cuando existe una idea sobre algo y sabe que la mayoría de ese grupo social la comparte, automáticamente, dirá que opina igual para que no se le juzgue y se le expulse de ese grupo.

El efecto Bandwagon es también conocido como “subirse al carro” y viene a ser la aceptación de una idea simplemente porque el resto del grupo la acepta y así poder estar integrado y no se genere ninguna confrontación.

Sesgo de retrospección

Sesgo de retrospección

“Lo sabía”, “me lo imaginaba”, “estaba claro desde el principio”, “no me hice ilusiones, sabía que esto iba a pasar”. La famosa intuición es en realidad un sesgo retrospectivo.

Cuando uno se enfrenta a una situación en la que no puede pronosticar cómo será el final, tiende a caer en la falsa sensación de que, por adelantado, ya conocía el resultado. Una vez conocido el desenlace, la persona lo hila con actos anteriores que hacen que ese final adquiera una explicación lógica y pasa a formar parte de sus recuerdos como si, efectivamente, supiera por adelantado de qué modo iban a terminar los hechos.

¿Se pueden evitar los sesgos cognitivos?

Para evitar que el cerebro se deje engañar por estos sesgos, es necesario ser muy objetivo y dejar los prejuicios a un lado. Este es un ejercicio complejo y que requiere un esfuerzo elevado cada vez que se afronta una nueva situación o se repite alguna ya vivida con anterioridad.

En este sentido, el primer paso para no ser sesgado es conocer la existencia de los sesgos cognitivos y convertirse en una persona consciente de que se va a ver afectada por ellos en algún momento.