Durante mucho tiempo, la odontología fue concebida como una disciplina centrada exclusivamente en los dientes y
las encías.
Sin embargo, tanto la experiencia clínica como la investigación científica han demostrado que la
salud bucodental está estrechamente conectada con la salud general.
No es posible abordar la cavidad oral como una entidad aislada, ya que lo que ocurre en ella repercute en todo
el organismo… y viceversa.
De esta realidad nace la necesidad de un enfoque interdisciplinar: un modelo asistencial basado
en la colaboración entre profesionales de diferentes áreas médicas, que permite ofrecer
diagnósticos más completos, tratamientos integrados y una atención verdaderamente centrada en la persona.
La cavidad oral es mucho más que el lugar donde se mastica o se sonríe. Es, en muchos casos, un
reflejo del estado general de salud del paciente.
Un ejemplo paradigmático es la periodontitis, una enfermedad inflamatoria crónica de las encías
que se ha asociado con un
mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares y con dificultades en el control de la
diabetes mellitus tipo 2.
La relación es bidireccional: una boca enferma puede agravar patologías sistémicas,
y ciertas enfermedades sistémicas aumentan la susceptibilidad a alteraciones periodontales.
Pero la boca no solo refleja, también alerta. Algunos tratamientos oncológicos, por ejemplo,
producen efectos adversos en la
mucosa oral y en la producción de saliva, como la mucositis o la xerostomía.
En estos casos, el odontólogo se convierte en un aliado fundamental para preservar la calidad
de vida del paciente durante el tratamiento oncológico.
Hoy en día, la odontología no se concibe sin la cooperación de otras disciplinas médicas y sanitarias. Según el caso, el dentista puede y debe colaborar con cardiólogos, endocrinólogos, médicos de familia, logopedas, fisioterapeutas e incluso especialistas en medicina del sueño.
Cada uno de estos casos demuestra que la suma de conocimientos multiplica los beneficios para el paciente.
El enfoque interdisciplinar de la odontología también se refleja en dos áreas clave: la
investigación y la
formación universitaria.
En el ámbito científico, cada vez son más frecuentes los estudios que analizan las
interacciones entre
salud oral y salud sistémica. Estas investigaciones permiten comprender mejor cómo se influyen
mutuamente y abren la puerta a nuevas
estrategias terapéuticas más integradoras.
En el campo académico, muchas universidades promueven ya una formación
transversal.
El odontólogo del siglo XXI no solo debe estar capacitado para realizar obturaciones o colocar implantes,
sino también para comprender al paciente desde una perspectiva biopsicosocial,
dialogar con otros profesionales de la salud y formar parte activa de equipos
multidisciplinares.
Más allá de los aspectos técnicos, el enfoque interdisciplinar tiene un objetivo esencial:
situar al paciente en el centro del proceso asistencial.
Gracias a esta visión integral:
En definitiva, comprender que la salud bucodental forma parte inseparable del bienestar general da sentido a la odontología actual. Una odontología que ya no trabaja de forma aislada, sino que se integra en un sistema de salud más amplio y comprometido con la salud global del paciente.