¿Qué dieta debe seguir mi hijo para un buen desarrollo dental? ¿Cómo deben ser sus primeros cepillados? ¿A partir de qué edad puedo llevarle al odontopediatra? Estas suelen ser algunas de las dudas más frecuentes que tienen los padres hoy en día en relación a la salud dental de sus hijos.
Y esto es normal, ya que un cuidado bucodental temprano facilita un desarrollo adecuado de los dientes de los niños. Todo esto es importante para evitar afecciones como caries, problemas de mordida o una erupción desalineada de los dientes.
Es por ello que, para que las generaciones del futuro puedan sonreír sin preocupaciones, en este artículo hablaremos sobre algunos de los consejos más importantes para cuidar los dientes de los más pequeños. ¡Empecemos!
Lo primero que los padres deben tener en cuenta para una correcta salud bucodental en sus hijos es la alimentación. Una dieta variada y equilibrada previene la aparición de las caries y facilita el correcto desarrollo de su primera dentición:
Aunque la alimentación es importante, si los niños no llevan un buen hábito de higiene bucodental, parte del esfuerzo invertido será en vano. Es por eso que para que tengan unos dientes sanos, se recomienda que sigan los siguientes consejos:
Al contrario de lo que piensan algunos padres, la salud de los dientes de leche tiene mucha importancia en el futuro desarrollo de los dientes definitivos.
Por ello, la Sociedad Española de Odontopediatría recomienda empezar con la limpieza de boca del niño idealmente antes de la erupción de los dientes de leche. El mejor procedimiento es masajear las encías de los bebés con gasas humedecidas en agua para eliminar restos de leche.
A partir de los 7 u 8 años, los niños son capaces de cepillarse los dientes correctamente. Pero hasta que lleguen a esa edad, los padres tienen que ayudarles a limpiar los sitios que los niños no pueden alcanzar, especialmente las muelas y las caras internas de los dientes.
Las pastas de dientes orientadas a los pequeños están elaboradas con dosis específicas de flúor adecuadas a su edad, que contribuyen a mejorar la salud de sus dientes.
A veces los niños se saltan algún cepillado, sobre todo el de la noche, porque tienen mucho sueño, pero es el más importante. Es esencial que se vayan a la cama con los dientes limpios.
Lo ideal es que los padres lleven a su hijo al dentista infantil al cumplir el primer año de vida. Las revisiones deberían ser cada seis meses para controlar la posición de los dientes, la caída de los de leche y la erupción de los definitivos. También para comprobar si hubiese riesgo de caries.
Es importante que los niños se familiaricen con el dentista acudiendo a revisiones periódicas. De esta forma, evitamos posibles miedos posteriores que desencadenen en una posible odontofobia. Además, así pueden detectarse y corregirse los malos hábitos antes de que supongan un problema mayor.
La saliva ayuda a limpiar los dientes, y por eso es importante que los pequeños beban agua para aumentar la producción de saliva, humedecer la boca y estar hidratados.
Algunos ejemplos de malas costumbres son:
Los padres deben recordar en todo momento que todo el buen trabajo que inviertan ahora acabará germinando en una buena salud bucodental para sus hijos.
Asimismo, se recomienda elegir adecuadamente al odontopediatra responsable de sus tratamientos, ya que ponerse en manos de un personal odontológico cualificado allanará el camino más rápido para brindarles una correcta higiene, cuidados, tratamientos y concienciación de hábitos saludables.
Dependiendo de la personalidad del niño puede que sea más o menos costoso inculcar estas lecciones y consejos. Pero con paciencia y voluntad, todos pueden acabar desarrollando una dieta y cuidados dentales saludables.