¿Alguna vez te has visto desbordado por una emoción? Ya sea por la euforia, tristeza, ira, desconsuelo, excitación… A veces parece que las emociones pueden revolotear por nuestro cerebro con libre albedrío, ¿pero sabías que puedes aprender a controlarlas? Es posible si trabajas tu inteligencia emocional.
La inteligencia emocional se define como la capacidad de entender y gestionar las emociones propias y ajenas. Se trata de una habilidad muy útil para desenvolverse en cualquier ámbito de nuestro día a día. Nos permite tomar decisiones, entender mejor el mundo que nos rodea y evitar que las emociones nos desborden.
Puede definirse en base a 5 categorías o competencias fundamentales:
Se ha demostrado que hoy en día los humanos no podemos tomar una decisión inteligente sin que el “cerebro emocional” intervenga en el proceso. Por tanto, trabajar la inteligencia emocional y aprender a gestionar las emociones es fundamental para poder sentirnos bien con nosotros mismos y con nuestro entorno.
“Controlar las emociones” no es tan sencillo como ir a nuestro ordenador emocional y presionar unos cuantos botones. Tampoco consiste en reprimir todo tipo de emoción negativa para que no nos afecte o en esforzarnos por estar siempre de buen humor.
Controlar las emociones es no dejarse llevar por ellas de forma inconsciente. Para ello, es necesario analizar de dónde provienen las emociones que nos inundan y entender que cada una tiene un propósito.
La ansiedad, por ejemplo, es una respuesta adaptativa que se genera cuando nuestro organismo detecta una amenaza. Su función es mantener el cuerpo alerta y se trata de un mecanismo de defensa que nos permite tomar decisiones para enfrentarnos a peligros. El problema de la ansiedad aparece cuando alguien no es capaz de discernir los peligros reales, que ponen en riesgo su integridad física, de otras amenazas, que pese a ser menores o incluso irreales, también activan este sistema de defensa.
Entender que en nuestro cuerpo se producen este tipo de reacciones fisiológicas y procesos mentales nos permite estar más cerca de poder controlar las emociones. No hace falta estudiar biología para ello, simplemente tener la voluntad de analizar cómo te sientes.
Hay que tener en cuenta que no podemos controlar cómo se comportan los demás, pero sí cómo reaccionamos ante las cosas que nos ocurren. Comprender esto es la auténtica inteligencia emocional.
A continuación, te dejamos varias ideas clave que pueden ayudarte a entender cómo funcionan las emociones para empezar a trabajar tu inteligencia emocional:
De la misma forma que si quieres aprender inglés te apuntas a una academia, o si te apetece mejorar una habilidad deportiva buscas clases profesionales, si necesitas ayuda para trabajar tu inteligencia emocional siempre puedes plantearte acudir a un psicólogo. Pedir ayuda es de sabios y no tiene nada de malo, ¡recuérdalo!